Conozca a los empleados de nuestros centros de datos: Ana Brasil

El éxito de Microsoft depende de nuestra gente. Nos enorgullece presentarte a algunas de las personas con talento de tu comunidad que trabajan en nuestros centros de datos globales. Descubra qué les inspiró a buscar una carrera en el sector tecnológico, los diferentes caminos que exploraron y cómo es un día en la vida de un empleado de un centro de datos.
Presentación de Ana Brasil
Director de proyectos de centros de datos
Norte de Virginia
Empleado desde 2017
Los primeros días
Ana pasó sus primeros días en un mundo alejado de servidores y ordenadores. Creció en la granja de sus abuelos en Brasil y les ayudó a cultivar la tierra, criar animales y abejas. "No tuve mi primer ordenador hasta que fui a la escuela secundaria. Pero no siento que me haya perdido nada. He podido experimentar muchas otras cosas". Ana jugaba al aire libre con sus primos y hermanos, a juegos como "el rey de la colina", en el que cada niño intentaba por todos los medios mantenerse en lo alto de una gran pila de granos cosechados. Andaban en bicicleta, montaban a caballo y se ocupaban de tareas como traer agua. Por la noche, se reunían para escuchar a su abuelo tocar el acordeón y cantar, mientras sus tíos tocaban la guitarra. Los mayores contaban historias sobre cómo habían crecido. La casa estaba llena de vida. Además de la familia, se reunían los vecinos; en algunos casos, buscaban curas con hierbas de la abuela de Ana, una brasileña nativa, que poseía vastos conocimientos de remedios vegetales para dolencias como el dolor de oídos, la indigestión, el aborto espontáneo. A día de hoy, a Ana le encanta pasar tiempo al aire libre y escuchar música.
El camino hacia la tecnología
En su adolescencia, Ana se trasladó a la ciudad y cambió la vida agrícola por la escolar. Su primera afición fue la lectura de poesía, influida por un profesor de literatura portuguesa. El director del programa de tecnología la animó a aprender informática. Tomó clases de informática y completó un certificado en tecnología de la información junto con su plan de estudios de secundaria.
Varios años después, Ana se mudó a Chicago y asistió a una feria de programas de un colegio comunitario, donde conoció a un profesor que la animó a matricularse en el programa de reparación de ordenadores. Dudó -era la única mujer y la única madre-, pero siguió adelante y obtuvo un certificado de reparación y mantenimiento de ordenadores. De hecho, Ana obtuvo la nota más alta de la clase, lo que la cualificó para obtener un certificado tecnológico remunerado y ayuda para encontrar trabajo. Inició su carrera como consultora de administración informática para IBM. Aquí encontró un mentor en su jefe, que le dijo: "Deberías dedicarte a esto. Se te da muy bien, eres buena con la gente". Enseñó a Ana a hacer tareas fuera del ámbito de su trabajo y, al final del proyecto, la ayudó a encontrar trabajo en soporte de escritorio en una empresa de consultoría global.
Al trasladarse de Chicago a Carolina del Norte, Ana pasó de la asistencia a ordenadores de sobremesa a la asistencia a centros de datos, lo que supuso una nueva formación para un puesto centrado en el hardware. El empleador de Ana le pagó dos certificaciones, Server+ y Network+. Un año y medio más tarde, Ana se incorporó a Microsoft como técnico superior de centro de datos a tiempo completo, trabajando en escalaciones y en tickets más difíciles. Desde entonces, ha ascendido a un puesto de formadora técnica y, más recientemente, al puesto de gestora de proyectos de centros de datos que ocupa ahora.
Superpoderes
Ana llegó a la función de gestora de proyectos con una formación técnica. Esta experiencia le permitió comprender lo que se necesita para reunir a la gente y hacer las cosas bien. "A veces es fácil sentarse en la oficina y decir: 'Tenemos que hacer esto'. Pero te olvidas del esfuerzo que supone hacer las cosas". Para ello, sus superpoderes son la empatía y la atención al detalle. La empatía ayuda a Ana a conectar con las personas que la rodean y a entender lo que están pasando para poder trabajar juntos de forma eficaz. La comprensión de los detalles técnicos la capacita para identificar las carencias. "Soy muy exigente", dice. "Captas muchas cosas que parecen no tener importancia, pero a la larga lo que importa son los detalles. Eso es lo que marca la diferencia en un despliegue exitoso". Estos dos superpoderes ayudan a Ana a coordinar a las personas que trabajan juntas en proyectos complicados. "Lo más importante en este trabajo que he aprendido es ser capaz de reunir a tanta gente, de diferentes orígenes, de diferentes valores culturales, y que todos aporten algo. Es un gran proyecto en el que participan muchas personas responsables de diferentes cosas, así que nos aseguramos de facilitar las transacciones entre ellas, para que se cubran los huecos".
"Lo más importante de este trabajo que he aprendido es ser capaz de reunir a tanta gente, de diferentes orígenes y valores culturales, y que todos aporten algo. Es un gran proyecto en el que participan muchas personas responsables de diferentes cosas, así que nos aseguramos de facilitar las transacciones entre ellas y de que se cubran los huecos".
-Ana Brasil
Un día en la vida
Ana empieza el día comprobando el estado de los proyectos en curso: revisa su correo electrónico y su calendario y se dirige a la planta del centro de datos para informarse de lo que se ha completado y lo que queda pendiente. Ana supervisa a un equipo de proveedores, por lo que parte de su trabajo consiste en comprobar la calidad de su trabajo, controlar si cumplen los plazos previstos y asegurarse de que disponen de los materiales necesarios para completar el trabajo. Por último, informa a todos los miembros de su equipo del estado de sus proyectos.
Para Ana, lo más destacado de la jornada laboral es ayudar a reunir a tantas personas y sistemas técnicos en un sistema que funcione. "Lo que más me gusta es salir a la planta y ver que lo que antes era un edificio vacío ahora está lleno de estanterías y luces. Te sientes realizado. Puedes decir: 'Oye, hemos montado esto y tiene una pinta estupenda'. Todo el cableado está ordenado, todo parece bonito. Puedes ver el fruto de tu trabajo. Puedes ver todas las reuniones, todas las hojas de cálculo de Excel que has actualizado, toda la programación y las conversaciones con la gente... toda la coordinación se une y funciona".
Comida favorita de la infancia
¿La comida favorita de la infancia de Ana? "La feijoada", responde sin dudar. La feijoada no es sólo una deliciosa comida reconfortante, sino también un triunfo del ingenio culinario. El plato tiene su origen en la época de la esclavitud en Brasil, explica Ana. A los esclavos se les daban trozos de cerdo desechados, como articulaciones y orejas que de otro modo no se utilizarían; curaban esta carne y luego la guisaban con otros restos de tubérculos, judías, tomates y especias para crear una comida nutritiva: el plato emblemático de Brasil.
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